INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
3 o 4 manojos pequeños de espinacas
Media cebolla a corte bronoise
1 pimiento verde a corte bronoise (opcional)
1 tomate pelado a corte bronoise
30 a 40 gramos de chorizo a rodajas
2 huevos
Medio litro de agua aproximadamente
Aceite de oliva virgen de los campos de Pozo Alcón
Unos tallos de perejil (opcional)
Sal
Pimienta negra molida
"MAJAO"
1 pimiento rojo seco
8 o 10 almendras sin cáscara
1 rebaná de pan del día anterior
3 o 4 dientes enteros pelados
Comino molido al gusto (opcional)
ELABORACIÓN:
Limpiamos bien las espinacas, las cortamos sobre unos 4 o 5
centímetros de largo (incluidos los tallos sin la raíz). Las lavamos bajo el
grifo con agua fría y las ponemos en un escurridor para que escurran un poco.
Seguidamente las ponemos en una olla o cacerola adecuada y, la llenamos de agua
hasta cubrir las espinacas, dejándolas al fuego hasta que rompan a hervir. Yo en
ese momento las aparto del fuego, las coloco en un escurridor y les echo agua
fría para cortar la cocción para que me queden al dente, quedando con su color verde.
Si a ti te gustan más cocidas, pues hazlo a tu gusto, pero ten en cuenta que
tienen que volver a cocerse en el caldo algo más de tiempo.
.
En una sartén echamos un buen chorreón de aceite de oliva
virgen (a poder ser de Pozo Alcón). Cuando coja temperatura el aceite, freímos
el pimiento rojo seco, los dientes de ajo, el pan y las almendras. Esta
operación la hago echando los 4 ingredientes juntos, dándole el punto por
separado a cada alimento. Una vez sacado todo de la sartén añadimos el
chorizo y lo freímos un momento y, cuando esté lo sacamos y reservamos, junto con los otros ingredientes para hacer
el "majao".
En ese mismo aceite
ponemos la cebolla y el pimiento verde (si has decidido ponerlo). A mí personalmente me gusta, tú si no quieres no le pongas. Añadimos el tomate dejando que todo se
maree unos minutos y, a continuación, echamos el medio litro de agua aproximadamente para que hierva unos 10 minutos y, mientras
tanto hacemos el "majao". Primero yo majo las almendras un poco y, las saco del
almirez, incorporándolas después de que esté todo bien "majao". No me gusta que
queden muy picadas, pero tú hazlo como quieras. Echaremos en el fondo del almirez una chispa de sal, unos granos de cominos y, lo majamos un poco. Después agregamos los
dientes de ajo para majarlo todo bien y echamos el pimiento rojo. Asímismo para terminar
con el "majao" no hay que olvidarse de poner las almendras. Una vez
terminado el "majao", lo incorporamos al caldo que ha de estar hirviendo. Lo
dejamos cocer unos minutos más y, casi al final echamos el chorizo y las
espinacas (yo las pongo al final porque ya están cocidas y me gusta que estén
al dente), pero tú hazlo como más te guste. Por último ponemos los huevos que cuezan, dándole tú el punto de cocción más tiernos o más duros, y ya está la receta
terminada.
Si te das cuenta el caldo es básico y repetitivo como la
harina, que está en muchas recetas de la gastronomía poceña, pero con distintos matices
y distintas texturas que hace cada receta sea única. Yo recuerdo ver a mi
abuelo como cogía las espinacas directamente de la tierra, las limpiaba de las
malas hierbas y en la misma acequia, las lavaba y al cortijo (que ya estaba el
puchero en la lumbre con el agua hirviendo). Rompía en dos trozos los tallos de
las espinacas y las echaban al puchero para que se cocieran. Una vez cocidas las apartaba del fuego y las ponía en las trébedes, empezando así el ritual de aromas de madera quemada, aceite caliente, cominos y, aquel sonido del almirez, majando el pimiento rojo seco junto al pan
frito. Yo me solía sentar en una esquina
de la chimenea esperando un (picatoste)
es como se le llama por aquí a una rodaja de pan frito, que es lo que se utiliza
para esta receta. Los huevos eran fresquísimos, ya que los ponían las gallinas de aquella misma mañana y, el encargado de recogerlos era
yo. En fin recuerdos de un pasado sin retorno.
0 comentarios :
Publicar un comentario