INGREDIENTES
PARA DOS PERSONAS:
Media
cebolla en corte brunoise
150
a 200 gramos de setas de álamo preferiblemente
1 pimiento
verde mediano en corte brunoise
Medio
tomate pelado en corte brunoise
2 patatas medianas a cascos pequeños
1 litro de agua aproximadamente
90 gramos de harina aproximadamente
200 cl de agua aproximadamente
Aceite
Sal
Laurel
“MAJAO”
1 pimiento rojo seco
1
diente de ajo
Cominos
(opcional): yo le pongo comino molido directamente
ELABORACIÓN
Ponemos
en una sartén un chorreón de aceite, esperamos a que coja temperatura y freímos
el pimiento rojo sin que se queme, escurrimos bien el aceite, lo sacamos y
reservamos. A continuación, salteamos un par de minutos las setas, previamente
lavadas, escurridas y cortadas a cuartos. Sacamos las setas, escurriéndolas
bien del aceite, y las reservamos. Seguidamente echamos la cebolla y la
blanqueamos 5 o 6 minutos. Añadimos el pimiento verde, mareamos unos minutos
más, ponemos las patatas, el tomate y unas hojas de laurel, dejándolo todo unos
minutos más, y añadimos 1 litro de agua aproximadamente. Dejamos hervir unos 20
minutos y, un poco antes de los 20 minutos echamos el “majao” que ya lo teníamos preparado previamente.
Mientras
cuece el caldo, echamos en un cacito pequeño o en un plato que tenga cabida para 200 cl de agua aproximadamente
y 90 gramos de harina. Asimismo, primero ponemos el agua, después la harina y con un tenedor vamos mezclando bien con la intención de que
no nos queden grumos en la harina. Para ver el punto más o menos de esta mezcla ha
de quedar como la textura de las natillas. Yo prefiero hacerlo así, aunque hay
quien echa la harina directamente al caldo. Una vez hecho esto y el caldo ha
hervido, echamos la mezcla de harina y agua, removiendo a cada momento para que
no se pegue la harina en el fondo de la sartén. En este punto echamos las setas de
álamo que teníamos salteadas y reservadas. Cocemos a fuego fuerte entre unos 10 y 12
minutos aproximadamente sin dejar de mover para que cueza la harina. Un poco
antes de apagar el fuego, yo sazono y añado en este caso el comino molido, que como dije era opcional. Así que, ya tenemos los maimones.
Esta
receta es básica en la manera que se elabora el caldo, porque es lo mismo que
para los talarines, y además, es el mismo caldo que para las gachas pero en
este caso sin patatas. De al misma manera, también podemos decir que estas tres
recetas tienen en común aparte del caldo, la harina, que se elabora de distinta
manera con algún producto diferente, lo cual hace único a cada plato. Los maimones
no llevan setas de álamo pero a mí me gusta buscar cualquier tipo de seta.
La razón por la cual he incluido este ingrediente "la seta de álamo", es porque un día salí
a buscar setas y encontré unas pocas,
por lo que he querido hacer los maimones con este tipo de variante tan saludable. Si te decides a
utilizar setas y no encuentras de álamo puedes probar con las setas de alpaca
que vende en las fruterías o
supermercados. También quiero hacer un inciso y, es que había costumbre
antiguamente de comerse los maimones con aceite de oliva crudo. Cuando hacían
maimones, hacían un poco más para que sobrara y ponían los maimones que habían
sobrado en un plato. Al día siguiente haciéndole a groso modo con una navaja, o
un cuchillo le hacían una cruz en el centro del plato y le echaban directamente
aceite de oliva crudo sobre los maimones del día anterior y así se los comían.
Yo también lo sigo haciendo y están riquísimos. ¿EL POR QUÉ DE LA CRUZ? ¡No lo
sé! Supongo que era una costumbre sin más.
He querido ilustrarlo para los que
recuerden esa costumbre lo hagan hoy día. Yo lo hago en frío y hay quien
los calienta tímidamente un poco y añaden el aceite.
0 comentarios :
Publicar un comentario