1 Litro de leche
200 gramos de arroz
150 gramos de chocolate negro rallado
Piel de una naranja
200 gramos de azúcar
Canela (opcional)
ELABORACIÓN
Ponemos la leche a hervir junto
la piel de naranja (yo pongo la canela en rama en el último instante para no
aromatizar demasiado el arroz pero también puedes poner una chispa de canela molida
casi al final de la cocción o no ponerla). Cuando rompa a hervir
la leche ponemos el arroz dejando que hierva mínimo 15 minutos, controlando que
no se quede sin líquido o, añadir si hiciera falta y no se agarre el arroz en el
fondo con la consecuencia de que cogerá gusto a quemado. Una vez este casi cocido
el arroz, añadimos el azúcar mezclando todo muy bien. Apartamos del fuego y
quitamos el exceso de leche si la tuviera. Añadimos el chocolate rallado, mezclando bien y, si has decidido ponerle canela molida ahora es el momento,
pero solo una pizca. Echamos el arroz en tazones pequeños, platos o donde tú lo
prefieras y echamos por encima el chocolate rallado. Este arroz se ha de
comer tibio, potenciando el aroma y textura, aunque a mí me gustó siempre frío
quedando apelmazado sin apenas aromas. Le va muy bien nata montada, virutas de
chocolate pero con sabor a naranja, menta a modo de decoración.
Este arroz lo probé con un amigo
de la infancia en la casa de su abuela cuando teníamos 9 o 10 años. Llegamos en
el momento justo que su abuela lo estaba sirviendo en tazones y nos dio uno a
cada uno pero con más aroma a naranja y más sabor a chocolate. Desde luego que
antaño el chocolate era diferente al de hoy día en su formato, ya que tenía 2 o
3 dedos de grosor por lo menos y, por supuesto, en el sabor. Esta familia emigró al completo
del pueblo y nunca más supe de ella. Pero indagué con el paso del tiempo y di
con la receta que tanto me cautivó, gustativamente hablando. No he querido
añadir nada que no fuera como aquel instante, pero admite en su justa medida
otros sabores que potencien este arroz, que por aquel entonces debería de ser una
delicatessen por la escasez y del coste del arroz y del chocolate.
A mí me gusta el chocolate negro de buena calidad
mínimo 60% o, de calidad superior 70%. Me
considero un amante del chocolate pero un aprendiz. Para saber si es un buen
chocolate, hay que tener en cuenta el sabor, el sonido ya que es característico
cuando rompe, la textura peculiar y sin grumos y la presencia, ya que el
chocolate no es completamente negro.
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