INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
300 gramos de hueso de espinazo aproximadamente
Media cebolla a corte bronoise
Medio pimiento verde pequeño a corte bronoise
Medio pimiento rojo pequeño a corte
bronoise
Medio tomate pelado corte
bronoise
2 patatas cortadas a cascos
pequeños
Medio vasito de vino blanco
Media cucharadita de pimentón
dulce
Unas hebras de azafrán o una
pizca de colorante
Unas hojas de laurel
650 cl de agua aproximadamente
1 huevo cocido
Sal
Pimienta
MAJAO:
2 rodajas de pan frito o (dos
picatostes)
12 o 14 almendras
aproximadamente.
3 dientes de ajos enteros y pelados.
Unas ramitas de perejil.
Unos granos de cominos enteros.
Una pizquita de sal.
ELABORACIÓN.
Lavamos la carne y la ponemos a
cocer en la olla exprés entre 40 a 45 minutos aproximadamente. Yo no le pongo
nada al agua, ni sal, ni laurel, ni pimienta. En otro cacharro que ya hemos
puesto al fuego, echamos un chorreón de aceite virgen de oliva y empezamos
hacer el sofrito poniendo la cebolla, la mareamos, blanqueamos o sofreímos unos
minutos. A continuación ponemos los dos pimientos, dejándolos ahí unos minutos más. Entonces echamos las
patatas y el tomate que, dejaremos sofreír un poco más. Pasados esos minutos
añadiremos el laurel, las hebras de azafrán, el pimentón dulce y el medio vasito
de vino blanco dejando que reduzca todo un poco y removiendo para que no se
agarre. Echamos el agua y que hierva
unos 20 minutos.
MAJAO:
Ponemos en una sartén pequeña al fuego y añadimos aceite
de oliva virgen (el suficiente para freír dos rebanadas de pan o, como se le dice
por aquí, "picatostes", es decir, pan frito). Cuando este el pan, lo sacamos y
lo ponemos encima de papel para que suelte el aceite, que es el que pueda tener al
freírse. Seguidamente echamos los dientes de ajos y las almendras con piel y
todo. Si prefieres quitarle la piel, has de escaldarlas en agua caliente un
poquito o bien las pones a remojo en agua, una media hora aproximadamente y las
pelas. Yo lo muestro tal cual me enseñaron a mí. Cuando estén fritas las
sacamos y las escurrimos bien del aceite.
Ponemos en el mortero los granos
de cominos y una pizquita de sal para que majen bien los cominos. Echamos los
ajos, majando bien todo y, a continuación las almendras, que nos han de quedar muy
majadas porque gusta encontrarlas en el guiso. Por último el perejil y el pan.
Cuando tengamos el majao lo echamos al caldo mezclando bien.
Cuando tengamos el hueso de espinazo cocido y hayan pasado los 20 minutos de la cocción del caldo, añadiremos el hueso y que hierva todo junto 10 minutos aproximadamente. Un poco antes de apartar el guiso del fuego, picamos a groso modo el huevo duro cocido o bien lo echas en el guiso o bien lo pones en el plato a tu gusto. Ya tenemos este guiso rico, rico.
Cuando tengamos el hueso de espinazo cocido y hayan pasado los 20 minutos de la cocción del caldo, añadiremos el hueso y que hierva todo junto 10 minutos aproximadamente. Un poco antes de apartar el guiso del fuego, picamos a groso modo el huevo duro cocido o bien lo echas en el guiso o bien lo pones en el plato a tu gusto. Ya tenemos este guiso rico, rico.
Este guiso se ha hecho siempre en
mi familia, sobre todo en época de matanza. Era cuando sacrificaban al cerdo o
(marrano) como se le dice por aquí. Siempre en los meses fríos, a finales de
noviembre y todo el mes de diciembre como mínimo. Una vez sacada toda la sangre
del animal, lo abrían sacándole todo lo
del interior, y lo colgaban dejando toda la carne a la intemperie toda una noche, para luego descuartizarlo en distintas
partes incluido el hueso de la espina dorsal. Aquí se le dice el hueso del
espinazo. El hueso que no era destinado a salarlo, lo utilizaban para varias
elaboraciones y esta es una de ellas. Entonces los trozos de hueso eran más
gordos y anchos tanto que se podía meter un dedo en el medio del hueso y sacar
un largo trozo de tuétano blanco que estaba exquisito, con sabor inolvidable
para mis sentidos. Tengo que decir que entonces se criaban los cerdos en las
casas y se alimentaban de manera ecológica. Todo era sembrado de manera básica,
tierra, estiércol de sus propios animales, agua y sol nada más. Por aquellos
entonces, no había llegado aún por aquí los abonos químicos, ni nada por el
estilo.
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